RSS

Extracto de Piedras - Ramón Salazar


“Enhorabuena por ese novio médico estupendo que te has echado. No muy guapo, pero con una interesante nariz grande, aficionado a Mafalda como tú y melómano. Pues a ver cuando me hacéis una visita, tú y tu novio. Para que os dé el visto bueno.

Lisboa es rara, Javier. Es una ciudad de la que tengo recuerdos de cosas que no he vivido. Pero eso me hace ir despacito. Más tranquila. Con dos dedos. Torpe, pero acertando las letras que quiero dar.

Estoy tranquila, por fin. Al menos ya no siento que me muero por dentro. Eso es bueno, ¿no? Y tengo ganas, pequeñas, pero ganas de empezar otra vez. Y olvidarme de que esta y cualquier ciudad a veces está tan triste como yo. Y notar que estoy cambiando, aunque sólo sea un poco. Bueno, si es mucho, mejor. ¿Has visto que egoístas nos volvemos cuando estamos solos? Espero que tu novio el médico tenga cura para el egoísmo. ¿Tú crees que nos enamoramos sólo para no estar solos? Yo creo que me he enamorado de un chico. Bueno, de su cogote. Me encanta el cogote de un conductor de tranvía que no conozco.

Espero que lo que tienes ahora sea lo que siempre soñaste tener. ¿Dónde irán los sueños cuando no los conseguimos? Porque a algún sitio tienen que ir. Aunque creo que al final, los sueños no son más que una excusa. Pero una excusa muy gorda. Son la excusa para vivir. Por eso a veces también se convierten en la mirada nostálgica de lo que nunca fuimos. ¡Qué putada, Javier! Asumir que nunca serás lo que siempre deseaste. Ni esperarlo siquiera, ¡joder!

Deseo, deseo, deseo, deseo…

Quiero con todas mis fuerzas ser feliz. Y con eso hacer un poquito felices también a los que me rodean. Eso es lo que siempre quise.

¡Ay! ¡Que bien! ¡Que bien Lisboa, Javier! Beso.”



(Extracto de “Piedras” de Ramón Salazar, carta de LeireNajwa Nimri- a JavierAndrés Gertrudix-.)

2 comentarios:

uvita dijo...

ajjajajjaj
cuando me contastes los planes del puente de semana santa, sabíííía que estabas pensando en la peli jajajajaj

Trieste dijo...

Cenizas de ayer.
Ahora, mirando atrás, podría identificarme en cada renglón de este extracto. Pasó inadvetido, lo admito, como la silueta de tantos trenes que terminaron difuminándose en el horizonte del tiempo.
A mí solo me quedó la memoria de las calles lusas. Busqué en vano su sonrisa la última vez. Ya lo decía aquella canción de Ana Belén: "al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver".
Lisboa seguía pariendo luz, esa que envuelve a los enamorados con su fascinante atardecer. Otras vidas, otras historias se deslizan sobre el mismo escenario donde una vez estuve cerca del amor.
El médico siguió su camino y el amante se sumergió en su destino.