RSS

Desengaños

La esperanza se pierde... A Teresa nunca le había gustado deber un beso, cuanto más, una llamada. Teresa esperaba, como poco, lo mismo de los demás. Por eso esperó toda la tarde pegada al móvil. Ni un solo mensaje. Ni una sola llamada.

¿Por qué callé aquel día...? Cristóbal pensó siempre que el amor era el producto de un mal marketing. Esgrimía teorías y argumentos para justificar todo lo que sentía en cada momento. Le hacía fuerte, conocedor de su entorno y de sus amigos, el creer poder encajarlos en el exacto puzzle de su raciocinio. Esa tarde el ocaso le sorprendió. Con el Messenger en estado invisible se enamoraba de las canciones que Manu ponía en el "Now listening". Nunca le pudo decir nada.


¿Por qué no lloré yo...? Manu era presa del orgullo de quién se cree seguro de sus pasos. Lo que le hizo a Cristóbal le ardía dentro cada vez que se despertaba, solo, en aquel país sin sentido. No aguantaba más pero... pero Manu no sabía llorar.


A veces... Carlos cogió el teléfono desconcertado por aquel número oculto. Al otro lado una voz le dijo -A veces solo te llamo para comprobar si me sigues doliendo-.


No hay más miedo... Víctor encontró un trabajo en Berlín huyendo de sí mismo, o eso pensaba él. Sólo quería poder olvidar aquel nefasto y mentido -Seguiré aquí cuando despiertes-.


Ya no sientes na'... Laura no sabía hacer sufrir a nadie. Siguió con Víctor, eternamente, por no verle sufrir. Al final odió Barcelona por ver en lo que le había convertido. El eternamente fue eterno mientras duró.


Recuerde el alma dormida... Al subirse en la silla para buscar sus pesas Fernando golpeó una caja. Las fotos de Teresa, como la antitostada determinista de Murphy, cayeron boca arriba, mirándole a los ojos. Había pasado un año desde que Teresa se fue y aún no había aprendido a olvidarla.


Teresa apagó su móvil. Fernando miro sus fotos y suspiró.
Laura se fue a Venezuela y Víctor lloró en Alemania.
Carlos se sentó en su sillón para aprender a convivir con el odio a si mismo.
Manu se creyó feliz por siempre. Creía que lo tenía todo.
Cristóbal esperó de nuevo que el destino le llevara cerca de Manu.
Teresa me invitó a comer para que escribiera esta historia.


A veces hace falta sacar lo que llevas dentro para poder meter otras cosas…