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Historia inacabada número 1

He decidido hacer un experimento. Tendrá segunda parte si funciona, y, si no, pues nada. El objetivo es escribir el principio de una historia y que vosotr@s me enviéis los finales. Si no queréis escribirlos al detalle, por lo menos el guión de lo que sería el final. Luego lo relleno yo, si queréis, y si no, pues no. Por email o en el blog, donde queráis. Ante toda la gente que me ha dicho que publicara ya, que ya tocaba, aquí va la primera historia inacabada con esperas de ser una historia colaborativa:

En la pequeña habitación del pequeño apartamento, de personalidad forjada según los cánones de una multinacional sueca, el tiempo no se podía parar. Los fotones que surgían de aquellas bombillas de bajo consumo botaban y rebotaban sobre las paredes blancas hasta impactar finalmente con el otro blanco, el de sus dientes. Éstos, colocados de forma perfecta tras la comisura de unos labios que apuntaban hacia el "hoyuelo de los guapos", perpetraban una sonrisa tierna, tímida, escurridiza y, por qué no decirlo, un poco erótica.

Las pestañas largas y los ojos grandes miraban, desconcertados y atentos a las paredes. Después de todo, no estaba en casa propia y eso le hacía sentir un poco desprotegido. Necesitaba obtener una segunda impresión (la primera siempre es demasiado breve) así que reparó la vista sobre los lomos de los libros y de los CDs. No parecían decorativos ni temático-obsesivos. Alguien que lee en varios idiomas no puede ser malo del todo - pensó. Volvió a mirarle. Le vio sentado delante de su portátil, buscando algunas fotos, buscando algunas canciones... Le notó integrado perfectamente con aquel entorno de su casa. Por un momento percibió cierto desorden, pero poco a poco se fue dando cuenta que aquel medio habitable estaba perfectamente estudiado para la ocasión. Eso le descolocó un poco pues, normalmente, nadie se toma tantas molestias para echar un polvo con alguien que ha conocido por Internet.

- ¿Qué música te gusta? - le preguntó desde el ordenador.
- El rap - contestó él sin pensarlo mucho.

Le habría querido decir algo más, pero no quería parecer demasiado moderno o demasiado alternativo, demasiado ñoño o demasiado agresivo. El rap fue lo más rápido que su cabeza pudo crear y definir como música "neutral". En seguida se vio a sí mismo nervioso, intentando quedar bien ante alguien desconocido al que no debía nada. - Será solo un polvo - pensó mientras intentaba relajarse.

- No tengo nada de rap - le dijo sin abandonar su ordenador. - Bueno, tengo alguna sátira cantada por Sabina en modo de rap precisamente criticando este estilo. Yo soy más de cantautores ¿sabes?. Bueno, sí, ya sé que pueden resultar unos pesados, pero hay algunos que escriben pura poesía y muchos que sintetizan mejor que Iron Maiden. No todos son como Víctor Jara. Bueno, ... Víctor Jara no tiene nada de malo, también me gusta, pero reconozco que es difícil de escuchar. No quiero decir que haya que ser un erudito para escucharlo... Bueno, tú ya me entiendes, ¿no? Vaya, estoy quedando como un pedante.

En ese momento se relajó. Se dio cuenta de que su anfitrión se justificaba a sí mismo buscando el parecer perfecto y que sus nervios le traicionaban tanto como a él. Hubo un silencio con algunas miradas que se encontraban y rápidamente se perdían.

- Voy a poner algo de Jorge Drexler. ¿Te suena?
[···]